El rápido ascenso de las grandes corporaciones de tecnología es fácil de detectar. La ciudad de Chicago no es la excepción, donde en las calles uno puede ver anuncios de estas firmas por todas partes. Mientras tanto, dentro de la Universidad de Chicago, bastión histórico del pensamiento de libre mercado y libre expresión, la tecnología se ha vuelto parte de una discusión más constante. El 19 y 20 de abril, funcionarios antimonopolistas de Estados Unidos se reunieron para analizar si era necesario regular a los gigantes tecnológicos, sólo unos días después de que Mark Zuckerberg, presidente de Facebook, testificará ante el Congreso de los Estados Unidos.

Los expertos estuvieron de acuerdo en que es necesario la intervención del gobierno sobre los gigantes tecnológicos, pero se debatió en torno a qué instituciones tendrían esta competencia, las ventajas y desventajas de la regulación sobre la innovación, sobre la privacidad frente al libre flujo de datos y entre detener la manipulación o proteger la libertad de expresión.

Hay tres críticas principales contra la industria de la tecnología: 1) Las preocupaciones antimonopólicas (que tienen en cuenta las altas cuotas de mercado que representan las firmas de alta tecnología), la compra de competidores y el poder monopsónico sobre proveedores y vendedores. 2) Las externalidades que pueden imponer a sus usuarios, entre las que se incluyen la pérdida de privacidad y la adicción tecnológica. 3) La contaminación de la esfera pública con noticias falsas y manipulación masiva.

Facebook y Alphabet son las empresas más vulnerables a ser sometidas a un proceso de regulación, según la opinión de los expertos en Chicago, debido a su modelo de vigilancia y sus altas cuotas de participación en el mercado. Apple, mientras tanto, es visto como la corporación menos problemática debido a que no vende anuncios y tiene fuertes competidores como Samsung. Amazon divide la opinión, algunos sugieren que se convertirá en un monopolio que aumentará lo precios, aunque en estos momentos está reduciendo el precio al consumidor. Microsoft, que ya tuvo un proceso antimonopolio entre 1998 y 2001, ahora es visto como el miembro indefenso de las firmas de alta tecnología.

Aunque las políticas antimonopólicas de Estados Unidos han pasado por décadas de oscuridad, recientemente están regresando al escenario mundial, sin embargo algunos funcionarios y académicos antimonopolios en la actualidad consideran mejor pasar el problema, bajo el argumento de que el problema tecnológico pertenece a otros espacios del gobierno.

Mientras que la la Comisión Europea ha tomado medidas ante todo, desde las políticas “the right to be forgotten” [1] hasta la evasión de impuestos a empresas de alta tecnología, Estados Unidos tiene una división institucional del trabajo. Los derechos de las personas sobre sus datos son trabajados por la Comisión Federal de Comercio, asegurar la variedad de fuentes es labor de la Comisión Federal de Comunicaciones y sólo el Congreso tiene la facultad de derogar la sección 230 de la Ley de Decencia en Comunicaciones que permite a empresas tecnológicas evitar la responsabilidad de lo que publican.

Sin embargo, los gigantes tecnológicos no dejan de ser un asunto de la regulación antimonopólica. A pesar de que algunos consideran que su poder es transitorio, la suposición puede ser arriesgada. Es posible que para 2021, Facebook, Alphabet y Amazon dupliquen su tamaño. Las cinco grandes firmas tecnológicas evitan el nacimiento de competidores a través de su compra o aplastándolas. En los últimos cinco años han incorporado 329 pequeñas empresas. Las grandes empresas tecnológicas tienen una “zona de muerte” que no permite sobrevivir a los nuevos competidores.

La regulación antimonopólica es vital, ya que la solución a los problemas que plantean los gigantes tecnológicos requiere tanto innovación como regulación. Por ejemplo, para solucionar los problemas que las grandes empresas tecnologicas tienen con la privacidad, esta podria protegerse con el surgimiento de empresas fiduciarias que actúen como intermediarias fiables y anónimas entre los usuarios y las empresas. También el surgimiento de empresas “éticas” que no dependan de aparatos de vigilancia y de anuncios para sus motores de búsqueda, plataformas de redes sociales y asistentes digitales puede ser una opción. En cuanto al problema de asegurar el surgimiento de nuesvos competidores, esta labor pertenece directamente a los organismos de control antimonopolico.

Una predicción de The Economist plantea que diferentes los reguladores afavor de los consumidores, privacidad y medios "atraparán" [ensnare] a las grandes firmas tecnológicas, mientras que los reguladores antimonopolio harán hasta lo imposible para evitar las adquisiciones y así asegurar la transferencia de datos y clientes entre las grandes firmas y los competidores nuevos.

[1] “Derecho al olvido”. Es el derecho a solicitar la supresión de información real pero que considera obsoleta. El concepto causa polémica frente a la libertad de expresión.