Disorder under heaven: Avoiding the trap. What  America and China must do to head off a clash. The best hope is a balance of restraint, force and legitimacy

Cita: 

The Economist [2017], "Disorder under heaven: Avoiding the trap. What  America and China must do to head off a clash. The best hope is a balance of restraint, force and legitimacy", The Economist, London, 22 de abril, https://www.economist.com/news/special-report/21720715-best-hope-balance...

Fuente: 
The Economist
Fecha de publicación: 
Sábado, Abril 22, 2017
Tema: 
La relación Estados Unidos-China ante el amenazante ascenso del gigante asiático; lo que ambos países deben hacer para evitar el enfrentamiento
Idea principal: 

Un estudio publicado recientemente y dirigido por Graham Allison de la Universidad de Harvard subraya los peligros que acechan cuando un poder emergente desafía a otro dominante. El poder emergente se da cuenta de sus derechos e importancia, "comúnmente alimentado por agravios y desprecios pasados. Esto hace que el poder establecido se sienta inseguro y con toda la determinación para defender el statu quo. 'Cuando un poder emergente amenaza con desplazar a un poder dominante', escribe Allison, 'las crisis estándar que de otra forma serían contenidas, como el asesinato de un archiduque en 1914, pueden iniciar una cascada de reacciones que, de hecho, produce resultados que ninguna de las partes hubiesen elegido de otra manera'".

Esto se conoce como Trampa de Tucídides, en honor al historiador ateniense que lo advirtió por primera vez cuando Esparta hizo la guerra a Atenas ante la posibilidad de que su poder fuera superado. El estudio de Harvard concluye señalando que en 12 de los 16 casos históricos que se examinaron para los últimos 500 años, el resultado fue la guerra.

Puede resultar consolador que tanto Xi Jinping –presidente de la República Popular China– y Shinzo Abe –primer ministro de Japón– hayan hecho alusión a la trampa de Tucídides como un comentario precautorio en torno a la rivalidad sino-estadounidense. "En cambio, el líder del poder dominante en Asia, Donald Trump, casi hace alarde de su ignorancia sobre la historia". Pero aun cuando los protagonistas están advertidos del peligro en curso hay grandes posibilidades de cometer errores fatales. "Es una característica de la trampa que el comportamiento defensivo de una parte –como China construyendo pistas de aterrizaje en los arrecifes en el mar del sur de China– sea visto como una agresión por la otra".

De acuerdo con el estudio de Harvard, cuando la guerra pudo ser evitada fue gracias a "grandes y dolorosos ajustes en actitudes y acciones por parte no sólo del retador sino también del poder que es retado". Los esfuerzos para establecer patrones duraderos de cooperación entre China y Estados Unidos deben aprender esa lección. Hay dos temas que parecen ser la clave para generar estos patrones de cooperación entre ambos países: el comercio y Corea del Norte.

El comercio con China y el acceso a su gigantesco mercado interno son temas que producen una gran frustración a los países occidentales. Hace un par de décadas, quien mayor entusiasmo mostraba por la incorporación de China a la economía mundial eran las empresas extranjeras; hoy, en cambio, el desencanto es la nota común en la actitud de las empresas extranjeras hacia China. A pesar que los impuestos a la importación en China son bajos, "en una economía dominada por los gigantes estatales, los foráneos son hechos a un lado en muchos sectores". En las industrias que el gobierno chino considera estratégicas o sensibles, los obstáculos son las reglas implícitas o explícitas. En otras áreas de desarrollo técnico de punta, las corporaciones tienen grandes preocupaciones por la seguridad de la propiedad de su tecnología. Además, recientemente se anunció la iniciativa "Made in China 2025" que busca crear "campeones nacionales" en manufactura avanzada y que promete subsidios gubernamentales e inversión en diez industrias consideradas estratégicas. "Otros países tienen planes similares. La diferencia es que en ellos las compañías extranjeras no son hechas a un lado de esta forma".

Las quejas en torno a lo anterior son legítimas, pero la mejor alternativa para atenderlas es hacerles frente por medio del sistema multilateral, no abandonar unilateralmente instancias como la OMC o cerrar los mercados nacionales. "Esto podría producir un inmenso daño tanto a la relación bilateral como al orden comercial global".

El tema de Corea del Norte plantea retos aún mayores. El ritmo del avance nuclear de este país parece estar acelerándose y el discurso de Kim Jong-Un se ha vuelto cada vez más agresivo. "China, como Estados Unidos, quiere que Corea del Norte abandone su programa nuclear. Ha firmado en la ONU un régimen de sanciones propuesto por Estados Unidos contra Corea del Norte. China tiene una historia enredada con su pequeño y gruñón vecino. Oficialmente los dos países son aún aliados, pero China está furiosa por la agresividad de Norcorea. Aún así, China da muestras de una sorprendente incapacidad para ver las cosas desde el punto de vista de alguien más". En otro terreno, China se ha opuesto rotundamente a los planes de Corea del Sur de instalar un sistema antimisiles estadounidense diseñado para derribar los misiles de Corea del Norte en caso de ataque sosteniendo que el radar del sistema permitiría a Estados Unidos ver sus propias defensas. "Eso manda un mensaje desconcertante a la región: que algunas cuestiones relativamente insignificantes triunfan sobre las preocupaciones reales sobre la amenaza norcoreana".

Una mejor forma de aproximarse al problema sería compartir las preocupaciones sobre Corea del Norte y trabajar juntos en planes de contingencia. Hacerlo requeriría, por supuesto, sabiduría y paciencia. Lo mismo puede decirse de forma más amplia para toda la relación entre China y Estados Unidos, "que en palabras de Henry Kissinger requiere 'un sutil balance de control, fuerza y legitimidad'. Un balance de poder definido primariamente en términos militares, insiste Kissinger, 'traerá consigo la sombra de la confrontación'".

Si quiere evitarse la trampa de Tucídides, la construcción de la colaboración tiene que comenzar ya. Los recientes encuentros entre Trump y Xi Jinping parecen haber sido un buen comienzo. "Pero eso no significará nada a menos que la cooperación sea puesta como el corazón de las relaciones entre ambos países". Una buena base para construir esta relación de cooperación es la ya muy vasta relación existente entre China y Estados Unidos en lo económico, académico, demográfico, turístico, etc.

No obstante, la trayectoria que probablemente seguirá China en los próximos años hará que la cooperación sea más difícil, no más sencilla. "El mandato de Xi Jinping está demostrando ser más autoritario que el de sus predecesores, los recursos seguirán siendo puestos en el gasto militar y la desaceleración de la economía china alimentada por la deuda hará que las posturas políticas se tornen más crispadas y que un desagradable patrioterismo sea una diversión tentadora".

Muchas personas en Estados Unidos se preguntarán si su país debe ceder terreno y por qué debe hacerlo. "Ciertamente sería un error retirarse ante la amenaza del uso de la fuerza. En otras áreas, no obstante, si China parece estar dispuesta a asumir ciertas responsabilidades, Estados Unidos debe responder". Pero no sólo Estados Unidos deben mostrar su sabiduría. China debe hacerlo también al reconocer "que Asia quiere que la presencia estadounidense continúe y que su propia seguridad y prosperidad dependen de ello. Sobre todo, tanto Estados Unidos como China deben recordar que la alternativa a la cooperación es la confrontación".

Datos cruciales: 

China y Estados Unidos están "profundamente comprometidos". Las exportaciones de China hacia Estados Unidos ascienden a 382.5 mil millones de dólares, mientras las de Estados Unidos hacia China son de 115.8 mil millones de dólares. Los acervos de IED de China en Estados Unidos son de 109.4 mil millones de dólares; los de Estados Unidos en China ascienden a 240.9 mil millones de dólares.

Nexo con el tema que estudiamos: 

En la disputa por la hegemonía mundial entre Estados Unidos y China, la guerra se vislumbra cada vez más claramente como una opción. Ante esta amenaza, The Economist hace un llamado a la cooperación para "salir de la trampa" y "evitar el enfrentamiento" entre Estados Unidos y China, cuya gravedad y secuelas son incalculables. El artículo nos propone dos cuestiones para dar seguimiento a esta disputa: el comercio y Corea del Norte.

Es necesario continuar discutiendo si la crisis de la hegemonía estadounidense –una crisis que es reconocida de forma implícita por parte de The Economist– es una crisis-señal o una crisis terminal (para decirlo en términos de Arrighi). La complejidad de la presente crisis hegemónica respecto de otras precedentes radica además en que ésta se enmarca en el contexto de una gran crisis, una crisis multidimensional (económica, política, sanitaria, ecológica, etcétera) que pone en cuestión el proyecto civilizatorio de la modernidad capitalista y que pone en riesgo incluso la viabilidad de la vida humana sobre el planeta.

Aquí pueden consultarse las otras fichas de los textos de este reporte especial de The Economist:
http://let.iiec.unam.mx/node/1344
http://let.iiec.unam.mx/node/1356
http://let.iiec.unam.mx/node/1363