Es extraordinario lo poco que los votantes estadounidenses y el mundo en general sienten que saben acerca de las intenciones de Trump. Hay personas que esperan la mayor reorganización en medio siglo en Washington DC, aunque su optimismo es un acto de fe. Otras personas se oponen a él, y están convencidas de que habrá caos y ruina en una época cambiante.

En lo que sí existe un acuerdo es en que Trump será un tipo de presidente completamente nuevo en Estados Unidos, pero ¿qué tipo será?

Trump ha sostenido durante mucho tiempo ciertas creencias y actitudes que dibujan la posible orientación de su periodo al frente de Estados Unidos. Existen temores acerca de sus ideas proteccionistas y geopolíticas, así como incertidumbre acerca de cómo ejecutará su administración.

Las encuestas muestran que la confianza empresarial se ha disparado debido a los posibles recortes de impuestos y la vuelta a casa de los beneficios generados en el extranjero. Lo que debe seguir es un auge en el gasto interno que, combinado con inversión en infraestructura y un programa de desregulación, ocasionará una mejora en la economía y aumento de salarios.

Si tales programas son mal ejecutados existe el riesgo de un sugar rush* en el que los capitales persiguen oportunidades que no funcionarán para mejorar el potencial productivo de la economía.

Si los precios comienzan a subir más rápido, la presión la tendrá la Reserva Federal en el tema del aumento a las tasas de interés. En el caso de que Trump decida establecer un conflicto comercial con países como Alemania, China y México, ocasionará un grave daño al régimen global que el propio Estados Unidos creó después de la Segunda Guerra Mundial.

Estados Unidos no puede alejarse de China para buscar acercamientos con otra superpotencia. Las alianzas que toman décadas en construirse se pueden debilitar en meses.

Las relaciones entre estados soberanos tienden a la anarquía ya que no existe un gobierno mundial para imponer orden y no existen medios de coacción más que la guerra.

Existe otra pregunta: ¿Cómo funcionará la Casa Blanca del Sr. Trump? Por un lado hay personas incondicionales como el vicepresidente Mike Pence; el jefe de personal, Reince Priebus; y los republicanos del Congreso, encabezados por Paul Ryan y Mitch McConnell. Por otro lado están los agitadores como Steve Bannon, Pedro Navarro y Michael Flynn.

Desde la oficina oval el presidente puede hacer algún bien, sin embargo, también tiene la capacidad de hacer un daño inmenso.

* Sugar Rush puede hacer referencia a una serie televisiva sobre una chica lesbiana que se enamora de una chica heterosexual, de ahí la idea de perseguir oportunidades que no funcionarán.

Otras fichas en el LET sobre la discusión de las medidas de Trump en la economía estadounidense:

America’s new president. The Trump era. His victory threatens old certainties about America and its role in the world. What will take their place?

The burning question. Climate change in the era of Trump. With or without America, self-interest will sustain the fight against global warming

Trump’s world. The new nationalism. With his call to put 'America First', Donald Trump is the latest recruit to a dangerous nationalism

America and the world. The piecemaker. For seven decades America has been the guarantor of global order. It may now become a force for instability

The world economy. Our election, your problem. A Trump presidency will be bad for the world economy and worse for places outside America

Chairman president. Corporatism’s long history in America. The tradition of politicians intervening in business

The president and corporations. How Donald Trump is changing the rules for American business. The president-elect has a new approach to dealing with corporate America. It is not all good news

American business. Meet the new boss. Businesses may come to love or to fear Donald Trump. Either way, they will have to make a deal